El temor a lo conocido
Se murió Roa Bastos.
Y yo vengo de alguna extraña manera, soñando con la muerte.
También recuerdo que me soñé encontrandome con un viejo amigo, un talivan.
Yo caminaba. un poco a la espera que las grietas en mis sentimientos no fueran el preludio de que me estaba por quebrar. Me sentía bien de estar "in love" y me sentía mal porque ella que ahora se había enterado, había dejado de ser solicita paravolverse dominante y hacer lo que le place.
El eterno juego del poder te debora cuando no estás en la posición fuerte.
Tal vez hay una chance que me enamore, y mi inconciente está harto de pagar los platos sucios y rotos del romance.
Romance, romance, romance.
No se si quiero algo más que romance, pero si se que romance es un pasatiempo que juega a ser sentimiento.
Y te estorba todo el día, como un niño en la oficina.
Pero el diario allá en Argentina dice que se murió Roa Bastos.
Augusto Rock and Pub, Stop.
Toda muerte hace pensar y su muerte hubiera provocado reflexiones particulares de cualquier manera. Pero enterarse de las noticias estando uno tan lejos, es al menos, raro.
Lejanía, vidas de la gente que uno quiere o respeta, tan en otra parte.
Otras realidades, otras vidas, otros tiempos.
Y el único tiempo que pasa y no te deja mirar lo que ya no viste.
Mientras, el viajero piensa, como siempre.
Y descubre que ha llegado a una conclusión obvia: el miedo, siempre es el miedo lo que paraliza.
Es un descubrimiento o lo acaba de recordar?
Y si bien es importante saber los para que del miedo, para saber sus comos, hoy alcanza solo con decirle el nombre en la cara.
El viajero desea fervientemente el estado de enamoramiento. Desea que ocurra, y el por siempre juntos, blablabla.
Pero el estado de amor tiene tanto de bello como de chamullo, y ya ha dado muestras de sobra de esta composición, y está regla: si te lo tomas en serio, el sabor empieza a volverse raro.
Por eso la superfiacilidad ayuda cuando la suma de uno más uno sigue dando dos, pese a que se siente muy bien, muy al fin lo encontramos, muy al fin somos uno.
No se puede estar pegado, Por algo no somos todos siameses.
Que lindo sería estar enamorado, dice el viajero.
Y el eco en las cavernas, replica con un signo de interrogación: Que bueno sería estar enamorado?
El miedo entra. Y el viajero sabe que ese es el descubrimiento del día: en verdad desea fervientemente estar en un estado que lo pone dependiente, fuera del control de su descontrol, frágil.
Una porquería.
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